“Si esto sigue así, antes de fin de año van a estar cerradas algunas clínicas”, advierten desde un histórico sanatorio de Gualeguaychú
“Desde que arrancamos, han sido los seis meses más difíciles que hemos tenido”, afirmó Telmo Martínez, presidente de la cooperativa de trabajo que desde febrero de 2017 lleva adelante el sanatorio “Luis Jeannot Sueyro”, en las instalaciones del ex AGOS.
Martínez describió la situación que atraviesa el sanatorio gualeguaychuense, a la par de muchas pequeñas y medianas clínicas de toda la provincia, algunas de las cuales consideró que podrían llegar a cerrar en el corto o mediano plazo. “Este año pensábamos andar mejor, pero la salud está en crisis en temas muy grandes a nivel país”, diagnosticó.
“El principal problema es el aumento de los costos que hubo en diciembre, donde los precios prácticamente subieron a un valor del dólar a dos mil pesos, y eso quedó ahí, nadie lo bajó. Hubo un aumento desmedido en los costos de laboratorio, del oxígeno y de la luz, que se dejó de subsidiar y pasamos a pagar una atrocidad de plata. Esos son los grandes problemas que nos atañen a todas las clínicas, y a nosotros se nos hace más difícil porque no tenemos una espalda como para afrontarlos”, señaló.
También detalló que “en los medicamentos el aumento ha sido muy grande, con porcentajes que varían mes a mes, y a esto hay que sumarle el sistema de financiamiento que tienen: hay obras sociales como el PAMI o el IOSPER a las que no les podemos cobrar el medicamento por lo que vale, sino que nos pagan una cápita”.
En términos generales, Martínez consideró que el aumento en la salud rondó en un 280%, mientras que los gerenciadores (obras sociales) les incrementaron sólo un 120%, dejando desfasados los aranceles establecidos en convenios firmados hace años.
“Es muy difícil hacerle cambiar las reglas al que tiene el poder económico, y los sanatorios tenemos poco poder de negociación”, manifestó. De esta manera, salvo excepciones, el Jeannot Sueyro se ve impedido de trasladar los aumentos en sus costos a los pacientes que se atienden por obra social.
“No han subido los aranceles de acuerdo a los que han subido los gastos sanatoriales. Todos nuestros insumos en general y costos aumentan, como la luz, el gas, el oxígeno, los medicamentos, los descartables, el costo de limpieza, la comida para los pacientes, entre muchos otros, pero los ingresos no lo hacen a la par”, sintetizó el presidente de la cooperativa.
El aumento de los valores en los insumos y el mantenimiento del sistema ha pegado en uno de los factores claves del crecimiento del sanatorio cooperativista: las posibles inversiones para ofrecer mejor servicio. “Reducimos todo lo que es inversión, se va haciendo lo mínimo indispensable para no generar ningún tipo de gasto. Hemos hecho un achique en general de todo para poder sostener la fuente laboral; salvo lo que son insumos médicos que necesitamos para atender. Pero en lo demás, achicamos en todo”.
El ajuste también abarcó los salarios de los cooperativistas: “Limitamos nuestros ingresos para sostener la fuente laboral”, expresó, e indicó que hoy un sueldo mínimo en el sanatorio ronda los 270.000 pesos. Además, tuvieron que reducir algunas horas de personal en aquellas áreas con baja demanda. En ese marco, algunos médicos del sanatorio han optado por cobrar coseguros, algo que Martínez indicó que “depende de cada uno” ya que “ellos trabajan de forma independiente”.
El coseguro médico es una parte de los costos médicos que el paciente paga después de haber alcanzado su deducible. Es un porcentaje de la cantidad que el plan paga al doctor o proveedor médico por un servicio de salud. Por ejemplo, si el plan paga el 80% del costo del servicio, el coseguro que el paciente pague será el 20% restante del costo.
A pesar de los esfuerzos realizados, el referente del sanatorio Jeannot Sueyro contó que “estos meses se han acumulado deudas”, algo que “también les pasa a casi todas las clínicas”. “Creo que si esto sigue así, antes de fin de año van a estar cerradas algunas clínicas, no van a poder subsistir. No sé si de la ciudad, pero sí de la provincia”, anticipó, y dijo que desde la Asociación de Clínicas de Entre Ríos (ACLER) –de cuya comisión participa– “vemos la situación bastante compleja”. “Si hubiera otro golpe como pasó en diciembre o algo parecido, ahí sí prácticamente sería imposible seguir”, analizó, ahora sí, refiriéndose en particular al sostenimiento del Jeannot Sueyro.
De todas formas, aclaró que los montos de deuda acumulados por el sanatorio no son altos –entre otras cosas, por el ajuste en salarios y gastos–, y que hasta ahora no suspendieron ningún servicio: “Al contrario, queremos seguir creciendo, porque cuanto más servicios damos, más rentabilidad podemos tener, por más que sea una estructura chica. Estamos buscando el crecimiento en todas las áreas del sanatorio”, aseguró.
En ese sentido, si bien tuvieron que postergar algunas inversiones, dijo que han realizado pequeños gastos y adelantó que cuando la situación se los permita, planean incorporar doce camas más para internaciones, habilitando un nuevo piso; y comprar otra ambulancia.
Tiempos difíciles
El drástico panorama que afronta el sanatorio Jeannot Sueyro es solo comparable con sus inicios, cuando el ex AGOS quebró y, tras la renuncia de médicos y directivos, sus empleados conformaron una cooperativa con la cual sacarlo adelante y conservar su fuente de trabajo. “Estábamos destruidos de todos lados, tanto en lo financiero, en lo económico, en lo edilicio y en el equipamiento. En mayo de 2016 nos constituimos como cooperativa, pero no pudimos abrirla porque el sanatorio estaba muy deteriorado. Después de un año logramos reabrir y empezamos a funcionar. Los primeros tiempos fueron difíciles, pero más difícil fue el año que estuvimos cerrados, sin cobrar, porque no teníamos ningún tipo de ayuda del Estado”, recordó Martínez.
Y relató: “En el transcurso de ese año se decretó la quiebra del edificio. Cuando logramos la habilitación y ponerlo en funcionamiento se nos cedió en alquiler hasta hace un año y medio atrás, que fue cuando lo pudimos comprar. Primero hicimos los acuerdos con la AFIP, que era el principal acreedor, y con más de 70 acreedores que había en general. Arreglamos con cada uno las condiciones de pago. El año pasado se logró pagar casi el 60% y en este momento nos queda de saldo el 15%, pero es de la moratoria de AFIP. De la deuda del AGOS se pagó casi el 100% ya, por lo que no corre riesgo el sanatorio. Fue un gran desafío, le hemos puesto mucha inversión”.
Por último, con respecto a las diferencias que presenta la cooperativa con las clínicas privadas, Martínez explicó que en estas últimas “las ganancias o las pérdidas que genere van en favor o en contra de un dueño particular. En nuestro caso, no es que somos dueños, somos todos socios de una cooperativa, por lo que todo lo que se recauda se reinvierte en el sanatorio. Es una diferencia grande. Para nosotros fue una necesidad que nació en su momento, nos sirvió y gracias a Dios lo pudimos llevar adelante bien. Todo lo que entra va para el mismo fondo y eso nos ha permitido crecer mucho. De hecho, nos permitió comprar el edificio, que es un algo muy importante.
“El esfuerzo que le ponemos al sanatorio es impresionante. Realmente es un esfuerzo enorme, la gente le pone mucho amor al trabajo y tratamos de hacerlo de la mejor manera posible”, concluyó.