Gualeguaychú: advierten por una fuerte caída de las ventas de indumentaria en el último trimestre

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Informes recientes advierten que Argentina es el país con la ropa más cara de la región. En Gualeguaychú, el elevado costo de las prendas y los bajos salarios se traducen en una abrupta caída de las ventas para los comerciantes del sector

No es novedad que a lo largo de este año la crisis económica del país condujo a una profunda recesión en múltiples sectores comerciales e industriales, consecuencia -entre otras cosas- de la merma en el consumo por la pérdida del poder adquisitivo. El sector de la indumentaria no escapa a esta tendencia, y presenta la particularidad de que, además, ve sus productos encarecidos por encima del promedio de la región.

Un trabajo reciente del think tank Fundar recopiló datos sobre 389.621 publicaciones de venta minorista de 33 tipos de prendas de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Uruguay en la plataforma Mercado Libre. Los resultados fueron impactantes: en nuestro país la ropa es más cara que en el resto de los países mencionados, tanto en términos absolutos (es decir, en dólares) como en términos relativos (en relación con el resto de los bienes y servicios de la economía). Precisamente, tomando como referencia el dólar oficial, es 35% más cara que el promedio de otros países de la región y 16% si se toma como parámetro el dólar MEP. Además, si se hace la comparación con el resto de los bienes y servicios, los precios serían los más altos del mundo. Sin embargo, cabe aclarar que hay matices.

Por ejemplo, nuestro país es relativamente menos caro y más competitivo en prendas de tejidos de punto (como la ropa informal, la deportiva y la interior) y en ropa de niños/as y bebés. Por lo contrario, es más caro con respecto a productos de tejidos planos (como el denim y la gabardina, que suelen usarse en jeans, pantalones, sastrería y camisería) y en ropa de adultos. Otro dato a señalar es que los precios de la ropa son particularmente más altos en las prendas de marca y alta gama y que la brecha cae en prendas indiferenciadas y de gama baja. Además, la distancia entre las prendas más baratas y las más costosas es, junto con Uruguay, la más alta de la región.

El reporte también explica que los precios en dólares de la economía argentina son por lo general considerablemente menores a los de Estados Unidos, pero que esa intensidad baja en el caso puntual de la ropa. En el primer trimestre de este año, al dólar oficial los precios fueron 16% menores a los de Norteamérica. En contraste, los alimentos fueron 20% más baratos, la salud 69%, la vivienda 83% y la educación 90%. “Esto refleja que, en términos relativos, la ropa en Argentina es cara. En el país una prenda ‘compra’ muchos más bienes y servicios que en Estados Unidos. Esto mismo se sostiene en la comparación con otros países desarrollados o mismo de América Latina”, indica el trabajo.

En las últimas dos décadas, la inflación de la ropa fue mucho menor al promedio de la economía en todo el mundo, pero en nuestro país ocurrió lo contrario. Desde 2001, y tomando 48 países con información disponible, la Argentina fue el que registró la mayor suba de los precios relativos de la ropa (aumentó un 32%), mientras que a nivel global ocurrió lo contrario: la ropa se abarató 32%.

Este encarecimiento de las prendas en relación al resto de bienes de la economía, sumado a la falta de una recomposición real de los salarios y jubilaciones de buena parte de la población, lleva a que en distintos rincones del país haya caído la demanda de ropa y calzado. Y Gualeguaychú no es la excepción.

El panorama local

Para indagar en las particularidades que adopta esta realidad adversa en Gualeguaychú, Ahora ElDía conversó con distintos comerciantes del rubro, quienes coincidieron en que este año no ha sido de los mejores.

La recesión se profundizó a partir de diciembre, pero concretamente porque nuestros vecinos uruguayos dejaron de venir masivamente, como lo estaban haciendo. Si bien la indumentaria y el calzado, que son los rubros que nosotros manejamos, no eran los más privilegiados, los más buscados por los uruguayos por una cuestión de precios, obviamente se generaban ventas que amortiguaban la recesión”, observó Miguel Quiroga, dueño de las tiendas “Sailor” y “Quiroga Fanacal”, y aseguró: “estamos en una profunda recesión, y los nuestros son artículos que se pueden obviar respecto de otras necesidades de primer grado”. También vislumbró un panorama poco favorable a corto plazo: “Esta es una situación que, para mi humilde saber y entender, creería que va a durar mucho tiempo. Creo que no hay que esperar una mejora importante que se sienta concretamente en la economía. Falta todavía para eso”.

En esa línea, Pablo Bacigalupo, quien lleva adelante el local de “Shark Clothing”, precisó que, en su caso, “las ventas sufrieron una caída de entre un 40% y un 30% con respecto al año pasado” y que “actualmente no hay mejoría pese a las ofertas”. Por su parte, Álvaro Lonardi, de “Casa Sierra”, dio un testimonio más alentador: “La venta interanual ha sufrido una baja del 10%, si comparamos mes a mes tenemos una recuperación paulatina con respecto al inicio del año; de julio a la fecha viene recuperando entre un 4 y 5% en comparación con el mes anterior”, detalló, y agregó que “los segmentos en indumentaria que apuntan a un público de menor poder adquisitivo son los que se han visto más resentidos”.

En los últimos años han abierto muchos negocios dentro de este segmento al que se refiere Lonardi, la mayoría ubicados en grandes locales céntricos y administrados por comerciantes de la comunidad boliviana de la ciudad. Uno de ellos es “Yamil & Kiara”. Franz, su encargado, contó que el aumento notorio de otros locales similares en la misma zona ha afectado sus ventas. Ante esta competencia, comentó que trata de estar atento a las tendencias del momento para poder ofrecer ese diferencial. Sin embargo, apuntó hacia el cese de la llegada de visitantes uruguayos como uno de los principales motivos por los que en el transcurso de este año no ha tenido grandes ventas. En cuanto al consumo local, señaló que “el cliente de Gualeguaychú antes entraba y llevaba quizás dos o tres prendas”, pero que “ahora solamente entra a buscar una, lo que necesita puntualmente y nada más”.

La búsqueda de la mejor financiación

Más allá de la decisión final de comprar o no comprar, las formas que adopta el consumo de las personas han experimentado ciertos cambios. “La venta en cuotas es la más buscada. Por supuesto que el precio influye mucho. Las ofertas y las liquidaciones de fin de temporada generan algo de actividad, pero concretamente la venta en cuotas es el mejor canal de venta que hay en estos momentos”, analizó Quiroga, y observó que si bien “la venta de marcas de primer nivel “no es la ideal”, “se siguen vendiendo”. Bacigalupo aportó que gran parte de su clientela “busca precio sin importar la calidad” y que “la mayoría pide financiación”. “He perdido clientes que han optado por algo más económico”, comentó.

Por su parte, Lonardi indicó que, afortunadamente, en su segmento (que incluye marcas caras) “las preferencias no se han modificado”, y que debido a “una mejora en las tasas de retención a los comercios” pueden ofrecer más cuotas sin interés, algo que “la gente obviamente utiliza”. “Las marcas de precios más altos se han adecuado un poco y no han subido al ritmo de las demás por lo que se ha emparejado la oferta y hace que el público no deje de consumirlas”, añadió.

Tarifazos: un golpe al bolsillo de clientes y comerciantes

Hacer frente a los costos fijos de mantener un local de ropa es uno de los principales escollos económicos que señalan los comerciantes consultados.

“El desafío más fuerte de nuestra ciudad son los costos de la luz e impositivos; no se ha logrado reducir la superposición impositiva entre Municipio, Provincia y Nación, lo que hace que la carga impositiva general esté en el rango del 50%”, aseguró Lonardi. En esa misma línea, Quiroga añadió que “los costos de explotación de un comercio -alquileres, luz, gas, servicios, sueldos- aumentan permanentemente, pero no así con las ventas, por lo que sin ninguna duda es una situación muy difícil de sostener”. Por último, Bacigalupo coincidió en que “los aumentos en tarifas” son lo que le afecta en mayor medida, y mencionó también a la “competencia de los negocios que venden réplicas a un precio muy accesible”.

Fuente: Ahora ElDía

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