El Gobierno nacional recibió hoy un duro cachetazo electoral en vísperas de los comicios nacionales del próximo 26 de octubre con un cóctel compuesto por un escándalo de presunta corrupción que involucra a la hermana del presidente Javier Milei, Karina; falta de gestión en el territorio y una pésima planificación de acuerdos electorales en las ocho secciones de la provincia Buenos Aires.

La campaña bonaerense sorprendió a los libertarios, que tejieron una alianza con dirigentes unitarios del PRO, como Cristian Ritondo y Diego Santilli; se vio atravesada por dos casos graves como el fentanilo contaminado y los audios de Diego Spagnuolo, ex titular de la ANDIS, con vínculo estrecho con los Milei y el círculo de confianza del tándem que gobierna la Argentina desde diciembre de 2023.

Por el afán de nacionalizar campaña de la provincia, el caso Spagnuolo se coló y se transformó en un tema clave en la conversación pública, espacio que dominaron los libertarios con éxito hasta el 14 de febrero pasado, cuando a las 19 horas de ese día el Presidente abrió la caja de pandora con un tuit en el “difundía” la memecoin Libra.

En ningún tramo pudo colar e imponer la inseguridad como tema central en la Provincia.

En otro carril corre el armado a cargo de Sebastián Pareja. Selló un acuerdo con énfasis en el Gran Buenos Aires, lugar en el que los popes del PRO ya habían tenido magros resultados dos años atrás contra una figura de menor volumen político como Carolina Piparo, quien fue la candidata a gobernadora del propio Milei en 2023.

Pareja priorizó la Tercera y Primera Sección y el resultado fue aún peor que en aquellos territorios que desechó por menor volumen electoral.

Dos ejemplos claros son la Segunda y Cuarta Sección, con un alto componente “anti K”, pero que la Alianza La Libertad Avanza no priorizó, sino que fue a disputar los concejos a intendentes que estaban predispuestos a sellar un acuerdo racional.

La voracidad sin planificación obligó a dos intendentes del PRO como Pablo Petrecca (Junín) y Javier Martínez (Pergamino) a mirar para otros horizontes: Petrecca cerró con Somos Buenos Aires y Martínez con Hechos, de los Passaglia.

Esta lógica de voracidad sin planificación se repitió como patrón en las últimas elecciones de Corrientes, entre otras.

Detrás de la dinámica elegida está Eduardo ‘Lule’ Menem, apuntado como un eslabón en el esquema de presunta corrupción en la ANDIS.

Frente a él se para Santiago Caputo, quien pujaba por acordar con gobernadores e intendentes para evitar, entre otras cosas, derrotas como las que el presidente Milei viene acumulando desde el inicio del año.

Un aspecto que no tuvieron en cuenta los cráneos que pensaron la alianza –unitaria– con un puñado de dirigentes porteños del PRO, vilipendiados por los propios integrantes del partido amarillo, fue que el PRO, fuera de la Ciudad de Buenos Aires, había ganado en 2015 y 2017 gracias al armado territorial de la UCR y otros partidos provinciales que le dieron capilaridad.

Detonado Juntos por el Cambio (JxC), ese esquema de diluyó y así estos dirigentes quedaron en el aire, al aportar solamente apellidos para una elección que se gana caminando veredas y con el día a día entre los intendentes.

De cara a octubre la cuestión será diferente la historia. Milei tiene razón: este puede haber sido el techo del peronismo y el piso de los libertarios.