El Gobierno ya arma el plan para vender la mitad de las tierras del INTA y despedir a 1500 especialistas

(Por Eduardo Porto @periferiacts) El organismo científico posee 101.500 hectáreas destinadas a centros experimentales e investigación. El Poder Ejecutivo tiene como objetivo desprenderse de 47.500 hectáreas y despedir a trabajadores, técnicos y científicos.
El gobierno de Javier Milei, a través del Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado analiza más de 100 predios en los que están divididas 101 mil hectáreas del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, para venderlos y desprenderselos.
El INTA, en las provincias y en el interior bonaerense es clave para la actividad agropecuaria. Es, de hecho, el organismo que capta más virtuosamente el conocimiento científico emanado de las universidades y del CONICET para transferirlo a la actividad productiva, en este caso del sector agropecuario.
Desmantelar el conocimiento
Pues bien, Milei busca vender la mitad de las tierras del organismo científico, con el argumento de que la mitad son «improductivas». Claro que la definición implica el despido de más de 1.500 técnicos y especialistas del organismo. Un verdadero y mortal golpe al sistema científico cuya fundamentación es puramente financiera y no tiene en cuenta el impacto imperceptible que se hace para facilitar procesos de innovación a productores y empresas del agro, desde semillas, vacunas contra las plagas, prácticas para el agro y/o control de calidad de alimentos. De hecho, el criterio para eliminar los predios del INTA es inmobiliario y no tienen en cuenta cuestiones claves como la transferencia tecnológica.
Así, el gobierno nacional analiza las más de cien mil hectáreas del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) con vistas a poder sacar parte de ellas a la venta.

El INTA, desmantelado por Sturzenegger y Caputo
El organismo científico una superficie total aproximada de 101.500 hectáreas, distribuidas en 100 predios o campos de alrededor de 1.000 hectáreas cada uno. En el Gobierno aseguran que de ese total de hectáreas «solo 54.000 se encuentran actualmente en uso efectivo, ya sea para actividades de producción agropecuaria o de experimentación tecnológica».
Ese es el argumento para ir a fondo con la motosierra. Es decir que, unas 47.500 hectáreas restantes “se encuentran sin uso productivo debido a diversos factores, entre ellos: imposibilidad de acceso físico o logístico; usurpaciones o conflictos de tenencia; falta de infraestructura básica para su explotación”, dice el Gobierno.
¿Tierras improductivas?
Lo llamativo es que, hipotéticamente tienen identificadas esas hectáreas «improductivas» las que saldrán a la venta no son necesariamente las que no están siendo usadas actualmente, sino que son aquellas que por el análisis se determine «que no son esenciales para las actividades de experimentación y transferencia tecnológica del organismo».
Claro, el criterio lo pone el Gobierno y no hay discusión con actores del territorio, porque el Consejo Directivo del organismo habilitó que se delegue el poder al gobierno nacional para que tome las decisiones que considere.

Por eso, ahora será Caputo y Sturzenegger quienes dirán qué se elimina más allá de si las tierras están, o no, están siendo usadas. Básicamente el criterio no será científico ni tecnológico sino inmobiliario y de bienes raíces. Es que, en la evaluación mirarán cuáles tienen las condiciones para ser vendidas, porque eso dependerá del estado de título, que se divide en aquellos que son “donación con cargo” y “donación sin cargo”.
Las primeras supone que deben estar siempre bajo la órbita del Estado, por la forma en que fueron donadas. Las segundas, no.
Por lo que, si entre las que actualmente no se usan hay algunas que tiene “donación con cargo”, lo que impediría que el Estado se desprenda de ellas, y a los fines de experimentación es igual a una con “donación sin cargo”, por lo que se la podría vender, esa saldría a la venta y se traspasarían las actividades a una de las áreas de imposible venta, detallaron fuentes del área.
La distribución de las hectáreas
Las 101.500 hectáreas del INTA están asignadas bajo diferentes modalidades de gestión y uso, de la siguiente manera: 60.000 hectáreas están asignadas a Asociaciones Cooperadoras, entidades privadas que funcionan en vinculación con las Estaciones Experimentales del INTA. Estas asociaciones tienen como objetivo colaborar en la gestión de las estaciones y canalizar la comercialización de su producción, destinando lo recaudado al desarrollo de actividades de las actividades experimentación y transferencia tecnológica.
Otras 30.000 hectáreas están asignadas a la empresa INTeA S.A., una sociedad en la que el INTA participa como socio mayoritario, y que tiene a su cargo el desarrollo de actividades productivas y tecnológicas.
El INTA es una de las áreas en las que el gobierno considera que el kirchnerismo duplicó la planta de empleados públicos llevándola de 3000 a 6000.

Sturzenegger y su mirada economicista
Cuando esta semana se dispuso su transformación en un organismo desconcentrado en el ámbito de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca. Y se reemplazó su conducción colegiada por un Presidente designado por el Poder Ejecutivo que será asistido por un Consejo Técnico ad honorem, Sturzenegger consideró que la decisión: “pone fin a una estructura sobredimensionada y opaca. En abril de 2025, el INTA contaba con 6.059 empleados (el doble que hace unos pocos años), 2.403 vehículos (uno cada 2,5 agentes), 1.611 celulares, 932 cargos jerárquicos (¡más que cualquier ministerio nacional!), y 450 sedes entre Centros Regionales, Centros e Institutos de Investigación, Estaciones Experimentales, Unidades de Extensión y Centros de Experimentación».
Agregó que su presupuesto de gastos anuales es de $224.000 millones, mientras que los recursos asignados al organismo son de $411.000 millones, provenientes de una contribución sobre las importaciones y una parte de la recaudación de la tasa estadística. ¿El dato que expone el absurdo? Que los $411.000 millones asignados en recursos al INTA equivalen al 47,5% de lo recaudado por retenciones al maíz», consignó en su cuenta de X.
Lo que no tiene en cuenta el ministro es que el crecimiento del organismo va de la mano de la tecnificación del agro y el crecimiento de la actividad productiva. Argentina es uno de los países con la actividad agropecuaria mejor tecnificada y gran parte de eso tiene que ver con el INTA.