Inédito trasplante en el país: dos chicos estaban internados en la misma habitación del hospital y uno le donó el corazón al otro

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Además de la historia, se trata del primer trasplante cardíaco en niños determinado por el cese de la función circulatoria en vez de la encefálica-

La medicina pediátrica volvió a marcar un hito en la historia argentina, cuando en junio se realizó el primer trasplante cardíaco pediátrico a partir de una donación en asistolia controlada, una técnica que, hasta el momento, solo fue utilizada en países como España y Australia, y que significa que el donante no tiene signos de actividad cardíaca.

Es un proceso detallado en el Protocolo de Donación en Asistolia, aprobado por la Resolución 327/2023 del Incucai, y que tiene la finalidad concreta de establecer una normativa al proceso de extracción de órganos luego del fallecimiento de una persona, en este caso certificado por el cese de la función circulatoria y de la actividad cerebral.

Pero no se trata solo de un hecho significativo en la ciencia del país, aunque lo sea, sino de una historia que entrelaza a dos familias de Neuquén que se cruzaron en una misma habitación del Hospital Italiano.

Luca Zarragud tenía dos años. Se encontraba internado en esa institución después de recibir un trasplante de hígado. Al lado de él estaban Pamela Domínguez y su hijo, Felipe Palagani, a quien le descubrieron, a los cinco meses, que tenía un corazón muy grande. El diagnóstico: miocardiopatía dilatada severa, un músculo cardíaco débil.

Felipe empezó a recibir tratamientos en su provincia natal, pero no respondía positivamente a ellos. Tuvieron que conectarlo a un respirador y trasladarlo a Buenos Aires el año pasado: la internación fue larga. De Neuquén lo llevaron al Hospital Suizo Argentino.

Como ahí no mostró mejoría, lo derivaron al Italiano. Estuvo en terapia intensiva, después en una sala intermedia. El corazón, le explicaban los médicos a la mamá, se movía muy poco. Tuvo un paro cardíaco y una asistolia. Por eso tuvieron que ponerlo en una máquina de oxigenación por membrana extracorpórea (ECMO), que reemplaza la función del corazón y los pulmones al conectar el sistema circulatorio a ese aparato: mediante un tubo en las arterias y en las venas, este canaliza la sangre y la oxigena fuera del cuerpo.

También debieron conectarlo a un Berlin Heart, un dispositivo de asistencia circulatoria, llamado así por la empresa alemana que los desarrolla. Es una especie de corazón mecánico que se usa exclusivamente en pacientes pediátricos y al que los médicos consideran, como el anterior, un puente mientras se espera un trasplante.

Su caso se popularizó en enero de este año, cuando su familia lanzó la campaña #UnCorazónParaFelipe, con la intención de concientizar sobre la donación de órganos.

A principios de año, Pamela Domínguez dialogó con LA NACION y explicó la situación de su hijo: “Ingresamos el 21 de octubre con una bronquiolitis vista por el pediatra, pero a los dos días volvimos a la guardia porque Felipe empezó a sentirse mal. No ingresó de manera grave, sino que se fue descompensando ahí mismo. Los médicos le hicieron una radiografía en la que se dieron cuenta de que el corazón está muy agrandado, el pulmón izquierdo ya prácticamente no se veía y tenía una bacteria que había atacado a los pulmones. Nos dijeron que tiene una miocardiopatía dilatada con disfunción severa del ventrículo izquierdo”.

Felipe fue diagnosticado a los cinco meses con una miocardiopatía dilatada, y el 18 de junio pasado recibió un trasplante de corazón
Felipe fue diagnosticado a los cinco meses con una miocardiopatía dilatada, y el 18 de junio pasado recibió un trasplante de corazónUn Corazón Para Felipe

También en ese entonces había dicho que su hijo esperaba un corazón, y habló concretamente sobre los trasplantes: “Comenzamos con la campaña #UnCorazonParaFelipe y como lema decimos: ‘Transformar el dolor en un acto de amor’. El momento de fallecimiento de un ser querido, sobre todo de un hijo, es un dolor inmensurable, pero lo que nosotros planteamos es no tomarlo como una pérdida, sino como la continuidad de ese ser querido en otra persona”.

Luca, su compañero de habitación en el Italiano, fue dado de alta después de aquel trasplante de hígado, pero luego contrajo un citomegalovirus (CMV), que pertenece a la familia de los herpesvirus como la varicela. Cuando un bebé o una persona con el sistema inmune debilitado se contagia de esto, pude derivar en complicaciones graves. Luca pertenecía a este grupo, y el CMV le dañó irreversiblemente los pulmones. También él estuvo conectado a un ECMO, pero su salud empeoraba, y los médicos se quedaban sin estrategias.

Paula y su marido Nicolás Zarragud —la mamá y el papá— decidieron donar los órganos de su hijo, aunque no sabían si su corazón sería viable.

Resultó ser compatible, y como Felipe estaba primero en la lista del Incucai, iba a ser para él, su compañero de habitación. La intervención implicó, como se contó más arriba, hacer un trasplante sin que hubiese muerte encefálica del donante, que antes de esta operación era lo usual en el país.

Hace una semana, en las redes sociales de Un corazón para Felipe, la familia detalló la situación a través de varias entradas: “Llegó el corazón para Felipe y todavía me cuesta creerlo, todavía me tiemblan las manos al escribirlo. Porque detrás de esas palabras hay meses de aguante, de miedo, de llorar bajito para no preocupar a nadie… de sostenernos como podíamos. Hubo días oscuros, de esos que no se terminan más, donde todo dolía. Aprendí a convivir con ese dolor, muchas veces me caí, claro que sí, pero siempre me volví a parar. Por él. Felipe nos dio una lección de vida sin decir una sola palabra“, expresó Flor Domínguez, su tía.

LA NACION

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