FMI alerta sobre la devaluación de las monedas emergentes frente al dólar

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En los mercados emergentes, las monedas se han depreciado en distintos grados, al tiempo que los diferenciales de las tasas de interés respecto a EEUU se han reducido. ¿Cuáles son las implicaciones para la estabilidad financiera? Lecciones para el BCRA.

Desde principios de año el Fondo Monetario Internacional (FMI) advertía que los mercados emergentes enfrentaban una alta volatilidad de las tasas de interés mundiales, y por más muestras de resiliencia, la creciente incertidumbre podría desembocar en dificultades.

Según cálculos del organismo, en términos netos las monedas de los emergentes han caído aproximadamente 4% respecto al dólar en lo que va del año, incluso después de la recuperación parcial registrada en las últimas semanas. En el caso de las monedas de América Latina la caída ha sido de 5% mientras que las de los emergentes de Asia lo han hecho en un 4%. La depreciación de las divisas de Europa central y oriental y África ha sido más leve.

Por ello, el FMI se propuso analizar si nuevas depreciaciones podrían acarrear consecuencias negativas para la estabilidad financiera, los encargados fueron los economistas Tobías Adrian, Fabio Natalucci y Jason Wu.

Tasas claves

Vale recordar que un factor clave que determina los tipos de cambio es la diferencia entre las tasas de interés de un país y las de EEUU, que son las que se toman como referencia en los mercados mundiales de capitales.

Al respecto, los economistas señalan que a principios de año, los inversores esperaban que la Fed recortara las tasas significativamente, con lo que habrían aumentado o por lo menos se habrían mantenido los diferenciales con las tasas en los emergentes, en cambio, al mostrarse la economía de EEUU más fuerte de lo previsto y con la inflación aún a cierta distancia del nivel fijado como meta por la Fed, las expectativas de recortes de las tasas de la Fed se han ido desvaneciendo a lo largo del año, y el dólar se ha apreciado; en consecuencia, los diferenciales de las tasas de interés de los principales mercados emergentes respecto de EEUU se han reducido.

Ahora bien, “los países donde esa disminución ha sido más acusada -en particular varios países de América Latina que redujeron las tasas de política monetaria en respuesta a una inflación más moderada-, o los países cuyos diferenciales de tasas están en los niveles más bajos, incluidas varias economías emergentes de Asia, experimentaron las mayores depreciaciones cambiarias frente al dólar (claro que también pueden haber influido otros factores específicos de los países, como cuestiones fiscales o acontecimientos políticos)”. Por ende, los bancos centrales de varias economías emergentes han ralentizado o detenido los ciclos de subas de las tasas o han realizado intervenciones cambiarias, para gestionar la volatilidad de la moneda.

El informe da cuenta que los últimos seis meses destacan la importancia del diferencial de las tasas como factor determinante del tipo de cambio, y que “la devaluación de la moneda puede ocurrir incluso en países con perspectivas económicas sólidas, porque lo que más importa es el nivel relativo de las tasas de interés”.

Dicen los economistas del Fondo que estos ajustes también demuestran que la mayoría de los bancos centrales de los emergentes siguen comprometidos con marcos de política enfocados en la inflación interna y las condiciones económicas del país, en vez de en los tipos de cambio propiamente dichos.

“De hecho, la adopción rigurosa de metas de inflación puede reducir el efecto de traspaso de las depreciaciones de la moneda a las condiciones internas, tal como muestra una investigación reciente del FMI”. Ahora bien, la volatilidad cambiaria sigue siendo parte integral de las deliberaciones en torno a las políticas, recientemente, los bancos centrales de varias de las principales economías emergentes han analizado la volatilidad de los tipos de cambio y la incertidumbre mundial como parte de su proceso de toma de decisiones, destacan los economistas.

Estabilidad financiera

El informe señala que la depreciación ordenada de una moneda hacia niveles en general acordes con los fundamentos económicos (incluidos los diferenciales de las tasas) puede ser constructiva para una economía.

“En cambio, son más preocupantes los casos de abruptas ventas masivas que pueden desencadenar inestabilidad financiera. Las salidas repentinas de capitales extranjeros pueden afectar notablemente los precios de los activos y crear brechas de financiamiento. Las instituciones financieras podrían experimentar una intensificación de los descalces de monedas y quizá no ser capaces de proporcionar refinanciamiento en divisas (en particular en dólares) a un costo razonable. La confianza de los inversores en los mercados financieros de las economías emergentes podría verse minada en poco tiempo”, advierten.

Si bien, por ahora, ese no ha sido el caso este año, “con un contexto incierto a nivel mundial, y con los mercados cada vez más sensibles a las publicaciones de datos económicos, los comunicados de los bancos centrales y la incertidumbre política en algunas de las principales economías, la volatilidad de los tipos de cambio podría experimentar un repunte inesperado”. Esto podría poner a las autoridades de los mercados emergentes ante una disyuntiva potencialmente complicada: estabilizar las condiciones internas o resistir a las presiones externas.

“Según el marco integrado de políticas del FMI, si las presiones siguen en aumento, podría ser necesario hacer pleno uso de las herramientas de política económica, por ejemplo, aunque quizá no estén justificadas en la mayoría de los escenarios, las intervenciones cambiarias pueden utilizarse para evitar la volatilidad excesiva. Si la situación se deteriora hasta convertirse en una crisis inminente, podría resultar necesario recurrir a medidas de gestión de los flujos de capitales como parte de un programa más amplio de políticas para aliviar las presiones de salida de fondos”, afirman los especialistas.

Ahora bien, “estas medidas no pueden sustituir a los ajustes macroeconómicos fundamentales y deberían únicamente formar parte de planes más amplios para abordar cualquier desequilibrio subyacente. Por ejemplo, las autoridades de varios países han indicado que las intervenciones recientes eran la excepción, no la regla. Las políticas macro-prudenciales, como las que se centran en los precios de los activos y la vivienda, podrían ser un potente complemento. Además, las pruebas de tensión para detectar problemas sistémicos en el sector financiero debidos a presiones externas podrían mitigar los riesgos antes de que se materialicen”.

Los economistas sentencian que lo que es aún más importante: la formulación prudente de políticas no debería girar solamente en torno al escenario base sino orientarse también en la gestión del riesgo. La vigilancia y la planificación para escenarios adversos deberían ser el principio fundamental de las políticas financieras.

 

ambito

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