Espías inquietos por acefalía y descontrol en la AFI, más intervenida que nunca

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Reuniones de exmilitares con Sergio Neiffert, el postulante que resuena como “Señor 5”. Rumores de purga y áreas desconectadas para un organismo en declive. Sospechas recaen sobre Posse y Sívori.

La Agencia Federal de Inteligencia (AFI) es un hervidero. La tumultuosa salida de Silvestre Sívori, que salió eyectado junto a su jefe político Nicolás Posse, con sospechas de espionaje interno, consolidó una sensación de acefalía y descontrol, solo superada por el panorama que supone el desembarco de un nuevo “Señor 5”, cuyo perfil comenzó a circular en las últimas 48 horas. Ayer, el virtual número dos de la AFI Celestino Mosteirin hizo una ronda de despedida, y junto con él, partió toda la cúpula de exmilitares con el que el binomio Posse-Sívori habían rellenado las principales direcciones de la central de espías.

Algunos resisten, escondidos en la incertidumbre. “Nadie sabe porque no hay nadie que mande”, describió un espía de trayectoria el escenario caótico que quedó con un organigrama detonado. Ahí se recorta el nombre de P. Rodríguez, quien había quedado a cargo de la administración de los fondos de la AFI y llegó a esa posición en buena sintonía con Sívori, pese a haber sido incorporado bajo la gestión de Cristina Camaño, en el albertismo. Un sobreviviente que ahora sorprendió por un nuevo giro y una cerrada defensa para evitar la purga de ingresantes durante la era K.

El sacudón en el edificio de la calle 25 de Mayo incluye una intentona por barrer con la gente que ingresó en los períodos de Camaño, de Agustín Rossi y de Ana Clara Alberdi, los tres interventores que se desempeñaron entre 2019 y 2023. Los militares designados por la actual gestión dieron un paso al costado, pero con la secreta esperanza de volver a ser convocados cuando se oficialice a Sergio Neiffert como el nuevo “Señor 5”.

Ese grupo de exmilitares que venían de la mano de Posse ya mantuvieron una reunión con Neiffert para trazarle un diagnóstico del estado calamitoso de la AFI y su nula capacidad operacional porque –según argumentaron- debían depurarla de militantes, tarea para la que se ofrecieron. Le agregaron que ya no queda personal con expertise en inteligencia y sumaron que entre las áreas no existe diálogo y mucho menos intercambio de información. Se sorprendieron por el conocimiento que el nuevo candidato les demostró sobre inteligencia.

Sin embargo, espías más experimentados pusieron en duda ese criterio de apreciación por la desconfianza que les genera, de antaño, la capacidad de los militares de incursionar en el terreno de la inteligencia. “En picada hace 9 años”, reflexionó otro agente, con amargura, al vaticinar que los que vienen siempre logran ser peores que los anteriores.

Por ejemplo, el ex militar de apellido F. que estaba a cargo de Producción de Inteligencia y Planificación, no solo temía por su continuidad –“degradado” a director-, sino especialmente por la de un familiar nombrado como agregado en Londres. Los movimientos frenéticos a nivel político y los rumores de reemplazo inquietaron a los espías. Por estas horas, la supervivencia es la regla de oro. De todas maneras, no perdieron el humor en sus chats: el potencial futuro Señor 5 ya recibió el apodo de “Schultz”, basado en el parecido físico de Neiffert con el entrañable oficial de policía que cantaba sin inhibiciones en la televisión, hace una década.

Sergio Neiffert

Sergio Neiffert

Con un inusual currículum para la tarea de encabezar la AFI, destaca en la experiencia de Neiffert su rol como tesorero y vicepresidente del Consejo Escolar de Malvinas Argentinas, producciones gráficas y televisivas y un paso por el Ministerio de Educación de la Provincia de Buenos Aires. Ahora, en el directorio de ACUMAR merced a Luis Caputo. Puesto en perspectiva no mucho más ajeno a ese mundo que un banquero, un político o un representante de jugadores de fútbol. Pero de Neiffert debe observarse su relación con Jesús Cariglino pero sobre todo su incidencia en conocer los pliegues del conurbano, donde trabajó junto a un familiar de quien hoy lo mentorea. En el Gobierno creen, además, que debe ser allí, en territorio bonaerense, donde se monitoreen los movimientos que requieran recopilar información sobre focos eventualmente problemáticos.

Si el quiebre de Posse con Javier Milei tuvo pinceladas de espionaje dentro del Gabinete, dentro de 25 de Mayo mencionan como ingrediente ineludible el manejo de los fondos y una extraña asociación entre el exjefe de Gabinete en supuesta conspiración con la vicepresidenta Victoria Villarruel. Esa vinculación tiene piezas de rompecabezas que encajan.

Los militares retirados Claudio Gallardo y Alejandro Perichon son asesores de la vicepresidenta. Todos, al igual que Mosteirin, estuvieron en la Dirección de Inteligencia. Gallardo fue su subalterno en la J2 de Campo de Mayo. A su vez, Gallardo fue jefe de inteligencia a partir de 2016 y Perichon el director de personal dentro de la dirección de inteligencia. Una vez retirado, Mosteirin recaló en el Gobierno de la Ciudad y reapareció en la Agencia Nacional de Seguridad Vial durante la gestión de Guillermo Dietrich en Transporte. El jefe de jurídicos de Transporte era Sívori, alias SYX.

Toda esta trama revela otra coincidencia, pero vinculada al affaire de los alimentos almacenados a punto de vencer de Capital Humano que dañó a Sandra Pettovello. Posse estaba en conocimiento de las contrataciones vidriosas tercerizadas pero no por espionaje, sino por la Jefatura de Gabinete. Una interna se superpuso a otra y generó el chispazo para poner en crisis a los principales ministros de Javier Milei.

ambito

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